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ASENTAMIENTO PREHISPÁNICO DE RANRA JIRKA, COLPA - HUARI-ANCASH.


Elaborado por el Bach. Joel Rojas V.


1. Área de estudio.
1.1. Ubicación política y geográfica.
Ranra Jirka se ubica en el caserío de Colpa, distrito Huari, provincia de Huari en el departamento de Ancash (Fig. 1), en la confluencia de los valles del río Rúrec y el Rurichinchay en la cumbre del cerro Shuyuranra. Siendo las coordenadas UTM 8’957,650 m.N. y 259,350 m.E, a una altitud de 3,478 m.s.n.m. perteneciente, por tanto, a la región geográfica denominada como Quechua (Vidal, 1967) con un clima templado y el suelo fértil para la agricultura. También, hay que mencionar otros asentamientos de cumbre como: Tupuc Jirka y Ranra Ucro, estos dos colindantes con Ranra Jirka; y Marcajirca (Valle Puchca paralelo a la ubicación de nuestro sitio de interés donde hay un avistamiento), los cuales fueron necesarios para las correlaciones (Fig. 2).

Fig. 1: Mapa de ubicación de la provincia de Huari junto a los poblados aledaños, donde se aprecia el asentamiento en cuestión (plasmado en el dibujo de Bebel Ibarra, 2004).


Fig. 2: Ubicación de los asentamientos en el área en cuestión y relativamente cercanos al camino Inca, donde la principal fue Ranra Jirka los demás se utilizaron para las correlaciones necesarias y generar inferencias (plasmado en el dibujo de Ibarra, 2004).

1.2. Descripción geográfica y geomorfológica.

No muy lejos de la ubicación de Ranra Jirka está la transición hacia la región Suni (donde se encuentran los asentamientos colindantes) y luego se encuentra la alta cordillera a más de 4,500 m.s.n.m. donde se forman las lagunas y los ríos. Lo interesante de su posición es encontrarse en la confluencia de dos ríos o "Tinkuy": el Rúrec y el Rurichinchay (Fig. 3), lo cual les daba una cierta ventaja de poder controlar ambos lados del valle. Aparte de ello el nacimiento de estos ríos no está muy lejos y se puede llegar caminando en un aproximado de 4 horas, desde Ranra Jirka se aprecia parte del nevado, de Tupuc Jirka y Ranra Ucro se puede ver directamente la cordillera (Fig. 4). por un lado el rio Rúrec se crea a partir de la laguna de Suyrucocha en el nevado de Yuragraju; y el rio Rurichinchay nace en el nevado del mismo nombre, pero de dos lagunas principales y distantes, primeramente se forma en las lagunas de Ishcaycocha y Azulcocha en forma de meandros, y otro en la laguna de Yuragcocha, estos pequeños ríos luego se unen en uno solo y forman el rio Rurichinchay;  después a lo largo de su camino, como también sucede con el rio Rúrec, hay más riachuelos que se unen al rio principal. 

Hay una situación muy particular que se presenta en el nacimiento de estos ríos, los grandes cerros se han formado bordeando espacios amplios donde crecen los pastizales, esto es aprovechado para el pastoreo de los animales (como el res, caballos y burros) de forma libre, es decir, como aquí no se puede sembrar por las heladas, el territorio queda libre y los cerros que bordean estos espacios son una suerte de murallas impidiendo que los ganados vayan a algún otro lado. Probablemente este modo de vida viene desde épocas remotas, estando los animales en esos lugares alejados podían controlar mayor territorio para sembrar y solo bajaban el ganado en épocas de cosecha. Además de ello podían hacer peregrinajes para pedir favores a los nevados llevando ofrendas a las lagunas. 

Por otra parte, el área de estudio presenta una geomorfología muy accidentada siendo muestra de los valles interandinos. Se pueden apreciar cadenas de cerros, de altitudes que sobrepasan los 4,000 m.s.n.m., y compuestas por roca de naturaleza tectónica formada por sedimentos mesozoicos, como caliza gris oscura, arenisca, y pizarra caliza. Hay una cadena de cerro, quizás la más extensa, que se encuentra justo al frente de Ranra Jirka, donde sobresale un posible Apu apodado como Rachac Gaga o cerro en forma de sapo. Tiene características particulares y como se avista desde el sitio en cuestión podríamos hablar de una veneración hacia aquel cerro, su presencia genera asombro incluso en la actualidad.

Fig. 3: Ubicación aerofotográfica con respecto a los dos ríos, fuente Google Earth.

Fig. 4: Vista aérea de la zona de estudio junto al nevado, donde se muestran los asentamientos colindantes a Ranra Jirka. Fuente Google Earth.



1.3. Flora y fauna.

La actividad agrícola en estos días se desarrolla en base a productos como el Maíz (Zea mays), la Numia (Phasceolus Sp), el Trigo (Triticum aestivum), la Cebada (Hordeum vulgare), la Calabaza (Cucúrbita moschata), etc. Al mismo tiempo hallamos variedad de flora (Fig. 5)  desde la rivera de los ríos como arboles de Aliso (Agnus jorullensis) y lo más predominante es la presencia del Eucalipto (Eucalyptus globulus labill), encontrándose además en las márgenes de las quebradas y en las laderas del valle. También se pueden hallar arboles de Capulí (Physalis peruviana), de Molle (Shinus molle), algunos arbustos como la Hierba Santa (Cestrum auriculatum), matorrales de zarzamora (Robus robustus), etc.; en cuanto a las plantas frutales, aunque en poca cantidad, encontramos el Pacay (Inga heteróptera willd), Durazno (Prunus pérsica), arboles de manzano (Malus Communis), entre otras especies. Conforme se va ascendiendo, paulatinamente va cambiando la vegetación y entre los 3500-3600 m.s.n.m. que es una zona límite entre dos regiones geográficas, el cambio es más visible, pues a partir de esta altitud se inicia la región geográfica denominada Suni (Vidal, 1967). Sin embargo, a esta altura aún se cultiva el maíz solo que necesita de mayor tiempo para su desarrollo, lo más prominente a esta altitud son los cultivos del Tauri o Chocho (Lupinus tauri, Lupinus mutabilis), de Oca (Oxalis tuberosa), Olluco (Ullucus tuberosus), Quinua (Chenopodium quinoa), Papa (Solanum tuberosum), etc.; además aún hay presencia del Eucalipto. 

Continuando el ascenso, al llegar a una altura promedio de 3,700 m.s.n.m. aún es posible observar algunos cultivos como la Papa, pasando esta altitud se nota la presencia de árboles como el Quinual (Polylepis recemosa), del Quisuar (Buddleias coriácea), entre otras especies. A partir de los 3,800 a 4650 m.s.n.m. se le designa comúnmente con el nombre de Puna o Territorio Alto Andino, altitudes donde ya no es posible practicar la siembra agrícola. En este piso predominan los pajonales, como el «ichu» (Stipa ichu y Festuca dolichophylla), gramínea de hojas duras y punzantes. Los antiguos pobladores supieron explotar estos medios creando paisajes arqueológicos, donde dominaban y controlaban al máximo su territorio, creando de este modo una armonía hombre-naturaleza.

En medio de estos pisos altitudinales encontramos abundante fauna (Fig. 6), compuesta principalmente por mamíferos como el gato montés (Oncifelis colocolo) y el gato andino (Orailurus jacobita), la comadreja (Mustela frenata agilis), y el añaz (Conepatus sp.) encontrándose generalmente en los pisos por debajo de los 3000 m.s.n.m.; en las regiones de Suni y Puna encontramos al oso de anteojos (Tremarctos ornatus) o también llamado "Ukumaria" por los lugareños, el venado gris (Odocoileus virginianus), el puma (Puma concolor incarum), el zorro (Pseudalopex culpaeus), la vizcacha (Lagidium peruanum), entre las principales. En cuanto a las aves más resaltantes tenemos el cóndor andino (Vultur gryphus) que en ciertas épocas del año hace un recorrido hacia la región Quechua, el pato de los torrentes (Merganetta armata) y la perdiz de puna (Tinamotis pentlandii). 

Fig. 5: Ejemplo de flora, conjunto de Eucaliptos (foto propia)

Fig. 6: Ejemplos de fauna del área en cuestión compuesta por el cóndor andino, el oso de anteojos y el venado gris (imágenes de internet) 


1.4. Cuadro climático

El cuadro climático, varía de acuerdo a los diferentes pisos o niveles altitudinales presentes en la región, existiendo tipos climáticos muy definidos y característicos. En un clima frío, como en los Andes, la temperatura es el factor limitante principal para la vida vegetal. Los límites de las zonas como quechua, suni, puna, janca son definidos por los isotermos (ONERN, 1975). En la mayor parte del territorio observado, la temperatura mínima llega a cero y a menos cero grados. La zona libre de heladas se reduce a los fondos de valle que tienen una altura debajo de los 3,200 m.s.n.m. 

Las precipitaciones pluviales son variables según las diferentes zonas y pisos altitudinales. En el área estudiada fluctúan entre 690 y 1154 mm (ONERN, 1975). Son de carácter estacional, es decir, que existe una época o estación marcada en la cual se presentan con mayor frecuencia e intensidad, ocurriendo ésta generalmente entre los meses de noviembre a abril. Las lluvias se presentan por lo común acompañadas de vientos y en forma líquida o sólida 

1.5. Distribución de la población actual proyectada al pasado.

La provincia de Huari está ubicada en la parte oriental del departamento de Ancash en la zona altoandina. Limita por el Norte con las provincias de Carlos Fermín Fitzcarrald y Antonio Raimondi, por el Este con el departamento de Huánuco, por el Sur con la provincia de Bolognesi y por el Oeste con las provincias de Recuay, Huaraz y Carhuaz. 

Su capital es la ciudad de Huari, y está conformado, además por los distritos de Anra, Cajay, Chavín de Huántar, Huacachi, Huacchis, Huachis, Huántar, Masín, Paucas, Pontó, Rahuapampa, Rapayán, San Marcos, San Pedro de Chaná y Uco. El distrito ubicado a mayor altitud es Huacachi con 3,509 m.s.n.m. y los distritos con menor altitud son Masín y Rahuapampa con 2,550 m.s.n.m. cada uno respectivamente.
Cuenta la historia que, fueron Juan Huarín y su esposa y hermana María Jiray, fundadores de esta población, a cuyo caudillo obedece el nombre de Huari (Ibarra, 2004). Esta historia está muy difundida en el territorio, y los demás distritos también atribuyen el trabajo de estos personajes como el nacimiento de su pueblo.

Sin embargo, hay una discrepancia marcada en cuanto a la ubicación actual de los distritos y la población pretérita. Con excepción de Chavín de Huántar, que se sitúa junto a los vestigios del “fenómeno” Chavín, compartiendo los espacios circundantes en el fondo del valle donde se crean buenas tramas urbanas; a parte en la ciudad de Huari también se encuentran algunos restos prehispánicos, pero han sido transformados con el crecimiento de la población actual.

Por lo general los pueblos actuales se ubican en los fondos de valle, como el caserío de Colpa, con menor incidencia en las faldas del cerro y no hay una población netamente de cumbre. Los tiempos han cambiado y quizás se deba al mismo desarrollo social y económico, porque es más fácil acceder, para los visitantes, a los fondos de valle que llagar hasta la cumbre gastando mayor energía y esfuerzo; además ubicarse en partes bajas facilita la construcción de carreteras.

2. Antecedentes.

Si hablamos de los periodos posteriores a Chavín, como en este caso del Intermedio Tardío e Inca, los estudios arqueológicos en el Callejón de los Conchucos (correspondiente a la provincia de Huari) son escasos, algunos son solo exploraciones. Y el sitio arqueológico en cuestión todavía no ha sido objeto de estudio. Caso contrario sucede con el Callejón de Huaylas, donde sí se puede apreciar un gran número de investigaciones relacionadas sobre todo al Intermedio Temprano y el Horizonte Medio entre ellos (Wendell Bennett, 1967 y William Isbell, 1991).

En cuanto a las exploraciones arqueológicas, los primeros trabajos son iniciados por Julio C. Tello, quien visitó la región en 1919 dando a conocer la importancia de Chavín de Huántar como la cultura matriz de la civilización andina. Además reportó la existencia de otros asentamientos en los distritos de Chavín, Huántar, San Marcos y Huari, entre ellos podemos mencionar Katalloc, Rawa, Ranramarca, Chauamarca, Huarijircan, entre otros, relacionado a la cultura Chavín y Huaylas (hoy Recuay) (Tello, 1960). Sin embargo, los sitios que él menciona no están bien descritas o sólo están señaladas en mapas, lo importante es que nos indica las zonas donde existían restos prehispánicos, que actualmente muchos de ellos están en mal estado de conservación o ya no existen.  

Julio Espejo Núñez es uno de los pocos arqueólogos que ha investigado en el lado Oriental de la Cordillera Blanca. En su exploración arqueológica en los distritos de Chavín, San Marcos y Huántar registró gran cantidad de sitios arqueológicos, relacionados a la época Chavinoide e Inca (Espejo, 1956). Aunque en su trabajo muestra variadas descripciones de sitios que registró, se orientó más a caracterizar la cerámica posterior a Chavín (denominando, al igual que Tello Huaylas, hoy llamado Recuay), por tal razón le da mayor énfasis a las descripciones de arquitectura de tumbas o soterrados.

Otra exploración fue hecha por Hernán Amat Olazábal, quien recorrió la provincia de Huari registrando numerosos sitios entre los distritos de Chavín, San Marcos, Huántar, Rapayán y Huachis; estos dos últimos forman parte de la margen izquierda del rio Marañón. También hizo una comparación de la cerámica de estas zonas con las de otros lugares como Toril en el Callejón de Huaylas y Kotosh en el Huallaga, estableciendo una cronología en base al material cerámico y las características arquitectónicas (Amat, 1971). 

Estos autores, citados anteriormente, en sus exploraciones arqueológicas no registran el asentamiento en cuestión, posiblemente por encontrarse un poco alejado de los distritos más investigados como Chavín, San Marcos y Huari. Quien pone de manifiesto la existencia de Ranra Jirka es Bebel Ibarra en su “Inventario de sitios arqueológicos de la provincia de Huari” (1997).  Él hace un detallado estudio de la secuencia cultural de este valle (denominado por Ibarra como el valle del Puchca) demostrando ocupaciones que van desde el precerámico hasta los incas. Para esto se basa principalmente en la analogía arquitectónica y comparaciones de cerámica con los estilos como el de Recuay y Chavín, logrando identificar 84 sitios (de diferentes periodos) en todo el valle, en donde Ranra Jirka, denominado como “Huaypan” por Ibarra, está clasificado en el Periodo Intermedio Tardío. Y además utiliza el término de “Marca Defensiva”, definiendo como zonas de difícil acceso por la presencia de ciertos elementos obstructivos que pueden ser murallas, pendientes escarpadas o zanjas. Ibarra, para el Periodo Intermedio Tardío del valle Puchca, identifica 24 asentamientos situadas en las cumbres de las montañas y 13 Marcas defensivas incluida Ranra Jirka (Ibarra, 2004). Estos sitios poseen muchas estructuras construidas sobre terrazas artificiales, ocupando generalmente terrenos rocosos con pendientes pronunciadas, como se observa en Ranra Jirka. Otro caso es el de Marcajirca en el distrito de Cajay, ubicado en la cumbre del cerro del mismo nombre con pendientes muy escarpadas (Ibarra, 2009). Estos datos que nos brinda el autor son solo genéricos y dudo que haya llegado al mismo lugar, ya que no presenta ninguna descripción  de la misma como si lo hace de otros asentamientos del mismo periodo, además la clasificación que le otorga es provisional y por lo que se observa hay evidencia de ciertos elementos arquitectónicos correspondientes al Horizonte Tardío.

Otras investigaciones que se relacionan al tema en cuestión provienen desde el alto Marañón, que es la parte central del Callejón de los Conchucos, trabajos como de (Bonnier, 1987; Flornoy, 1978) en Tantamayo; Ravines en Tinyash, donde la ubicación en cumbre del sitio obedecería a una estrategia de subsistencia (Ravines, 1984), y  el trabajo más eficaz sobre patrones de asentamiento de esta área es de Alexander Herrera, quien realizó prospecciones arqueológicas en la cuenca sur del río Yanamayo, situado al oeste del río Marañón, donde identifica ocupaciones desde la época del Horizonte Temprano hasta el Horizonte Tardío. Menciona que para el Intermedio Tardío la mayoría de los asentamientos se hallan en escarpadas cimas rocosas de gran altura caracterizado por presentar alargadas terrazas y la modificación artificial de las cimas (como sucede en Ranra Jirka) a diferencia de una pequeña cantidad de sitios que ocupan las zonas de ladera (Herrera, 2001). Lo interesante de su investigación radica en poder haber establecido un patrón de asentamiento para esta área basándose en los planteamientos de J. Murra (1975), donde los asentamientos estarían manejando un mecanismo de organización socioeconómica de tipo microvertical o archipiélago; lo cual es una idea a la que he prestado mucha atención y he corroborado en parte esta situación, que será mencionado mas adelante. 

Esta idea es analizada también por Bebel Ibarra, quien plantea que los grupos que se asentaron desde el fondo de los valles hasta la cima de los cerros lo hicieron con la finalidad de obtener productos que no existían en otras márgenes (Ibarra, 2004). Es probable, por tanto, que la ubicación en cumbre de Ranra Jirka nos indique una estrategia de subsistencia basado en la agricultura donde el factor defensivo vendría a ser solamente un ítem dentro de ello.

A lo largo de nuestra zona de estudio se observan muchos asentamientos ubicados en crestas de cerros (Marcajirca, Tupuc Jirka, Ranra Ucro; los que hemos tratado), algunos de ellos se avistan uno con otro, tal como sucede con Ranra Jirka y Marcajirca. Estos asentamientos se han apropiado de espacios abruptos con entornos paisajísticos, donde han creado plataformas artificiales para la construcción de los recintos.  

Estas formas de ubicación esencialmente se refieren a los patrones de asentamiento y ha sido tratado con anterioridad por autores como Gordón Willey (1953) quien fue el iniciador de la arqueología de patrón de asentamiento, en sus definiciones hace referencia a los datos brindados por el registro del patrón de asentamiento donde se incluyen los factores causales como el ambiente natural, el nivel de tecnología, la política manifestada, los procesos sociales y la cultura. Por su parte, Irving Rouse hace una tipología de los tipos de patrones, basada en el grado de nucleación, donde los factores determinantes de un asentamiento serían los recursos disponibles en la zona, siendo la sociedad quien se aprovecha de los recursos como un modo de vida (Rouse, 1972). William Allan, en su enfoque propone como factores de asentamiento los ambientales y los tecnológicos. En cuanto a los ambientales estaría el tipo de suelo, el clima, la disponibilidad al agua, la vegetación y el tipo de plantas cultivables. Entre los tecnológicos aquellos que tienen que ver con las fuerzas productivas (Allan, 1972). Aquí se asume una relación entre la demografía con el tipo de cultivo, aspectos del modo de vida y tecnología.

Volviendo al área andina, Thompson (1970) determina que diversos grupos étnicos de la sierra central se asentaron en áreas remotas ya sea en bordes de precipicios o en cumbres de cerros, asociados a zonas fácilmente defendibles, proporcionando a la vez el mejor aprovechamiento de zonas agrícolas, lo cual atribuye como posible causa que impulsaría a la gente en abandonar espacios planos y preferir las cumbres. Estos datos aclaran un poco más el panorama, ya que a lo largo de los valles del área en cuestión se observan huellas de una agricultura anterior muy intensiva.

3. Problemática actual.

En el área de estudio (Callejón o zona de los Conchucos) encontramos varios asentamientos como Ranra Jirka ubicados en cumbres. Este tipo de ocupación nos estaría demostrando una serie de ventajas de carácter estratégico, sobre todo, desde el punto de vista bélico. Sin embargo, en algunos casos como Ranra Jirka no se observan murallas o zanjas que aseveren su carácter defensivo, y es más factible pensar que se trata de una estrategia de subsistencia basado en la agricultura. Otro dato interesante es haber encontrado un patrón recurrente (al menos de los asentamientos mencionados) de ubicarse en cumbres desde donde dominan la confluencia de dos ríos o Tinkuy. ¿Qué estaría representando este tipo de posicionamientos, que otros factores ideológicos habrán jugado un papel importante?.

La peculiaridad del asentamiento se manifiesta en su misma ubicación sobre un espolón rodeado de precipicios (Foto 0), donde han cortado parte de la cresta del cerro para poder crear espacios planos, y utilizar el mismo material en la construcción de recintos y plataformas, prueba de ello se observa una gran acumulación de rocas hacia el lado del rio Rurichinchay, ¿sería posible aproximarse a las herramientas que utilizaron para tal hazaña? (Foto 1). Nos da entender, por tanto, que al ubicarse en un lugar rocoso y accidentado dejaban los terrenos escampados donde practicaban la agricultura, lo cual era una actividad sumamente importe para la supervivencia.

La misma singularidad se manifiesta en las características arquitectónicas, por un lado, la presencia de una estructura ovalada en la parte más alta con plataformas que sobrepasan el nivel del cerro, sugiere una construcción sagrada, quizás un posible Ushnu (esta temática queda aún por resolver). El sector IV,  con menor incidencia los demás sectores,  presentan algunos rasgos Inca como entradas grandes a viviendas con el uso de vigas y muros mejor logrados. Aunque no se observan hornacinas trapezoidales o entradas de doble jamba, estas características en definitiva ya representan un nivel tecnológico atribuido a los Incas. Además, la mayor incidencia de estos rasgos en el sector IV (que es un lugar más bajo con respecto a los demás sectores y no tan abrupto) demuestra las estrategias utilizadas por ellos para llamar la atención de los locales y la posterior aceptación. Esta reocupación Tardía nos está mostrando, en definitiva, que hubo algo en particular muy atractivo para los Incas, ya que siempre buscaban lugares ideales para ejercer algún tipo de control: político, territorial, económico, etc.; en este caso por la presencia de las grandes terrazas agrícolas en la hondonada cerca al sector IV, nos sugeriría que ejercieron un control económico relacionado a algún producto en particular, además estas terrazas vistas desde el aire son impresionantes y casi se asemejan a los de Moray-Cuzco ¿estamos ante un asentamiento que fue como una pequeña capital local en el Periodo Inca?.

Siendo un territorio muy fértil para la agricultura, en estos días solo una mínima parte es utilizado para el cultivo, pero es evidente que en los periodos anteriores se haya practicado una agricultura muy intensiva, evidenciado por las huellas dejadas en las laderas de las valles prácticamente ocupando hasta la mínima parte de espacios aptos para practicar esta labor. Mención aparte corresponde a algunas estructuras muy semejantes que observe tanto en Ranra Jirka y Ranra Ucro, en el primero adecuado a una prominencia se han creado terrazas que le dan un aspecto escalonado tipo pirámide trunca (Foto 2) de unos 10 m. y está asociado al sector IV; en el segundo caso es evidente que han creado de forma artificial por encontrarse en un lugar abierto y son dos en total, igualmente tiene forma de montículo con aspecto escalonado de unos 5 m. de alto aproximadamente (Foto 3). ¿Qué utilidad habrán tenido estas construcciones?, lo más probable es que se haya practicado la agricultura, en los escalones incluso en la cima, ya que son espacios planos y aparecen divididos como especie de parcelas. Quizás se cultivaba algún producto destinado para fines ceremoniales o simplemente fueron creados a falta de espacios para sembrar, ampliando el entendimiento actual que se tiene sobre los andenes. 

Foto 0: Se observa la cresta donde se sitúa Ranra Jirka.

Foto 1: Se puede apreciar una roca con indicios de cortes paralelas, mas no podemos aseverar la herramienta utilizada para esta labor.

Foto 2: Se observa el aspecto escalonado adecuado a la forma natural del terreno, Ranra Jirka.

Foto 3: Aquí se evidencia que fue hecha de forma artificial, igualmente escalonada con indicios de haber servido para practicar la agricultura. Ranra Ucro.


4. Metodología empleada

La arqueología del paisaje nos orienta en gran medida en este tipo de estudios, donde se plantea “la inclusión de la practica arqueológica dentro de coordenadas espaciales, es decir, se trata de pensar el registro y la cultura material arqueológica desde una matriz espacial y convertir el espacio en el primer objeto de la investigación arqueológica” (Criado, 1995: 8; citado por Patricia M. 2002: 18). De este modo “el contexto espacial actual se puede utilizar para interpretar el sentido original del registro arqueológico mediante analogías a partir del entorno físico y/o del paisaje tradicional en el que aparece” (Criado, 1999: 17). 

Para la respectiva prospección del área y el mejor entendimiento del espacio y del paisaje arqueológico, se empleó el método sistemático, teniendo en cuenta la relación y comparación con otros  asentamientos del mismo periodo como: Tupuc Jirka y Ranra Ucro, estos dos colindantes con Ranra Jirka; y Marcajirca, con este último existe un avistamiento y concentra considerables investigaciones sobre patrones de asentamiento y modos de vida en los periodos tardíos, los cueles fueron relacionados para las aproximaciones concernientes.

Se procedió a identificar la ubicación del asentamiento en relación a los colindantes, descripción y registro del material arqueológico inmueble y muebles hallados en el terreno inspeccionado, este reconocimiento  también  incluyó el medioambiente circundante  como son la geomorfología y  la ecología del valle, que fueron registradas detalladamente. Para tal fin se utilizaron  los formatos de registro o fichas propias, además del uso  del diario de campo e instrumentales métricos, fotográficos y GPS para el registro de datos.

Todo este trabajo queda al margen si no se toma en cuenta los criterios de la población local actual, por tanto, también fue necesario realizar una encuesta para saber la percepción de los habitantes del caserío de Colpa. Esto nos brindó información suficiente sobre las necesidades básicas que aqueja a la población, y tratar de solucionar alguno de esos problemas es otra tarea fundamental.

5. Objetivos alcanzados.

El objetivo general con la cual nos iniciamos en la búsqueda de datos fue el esclarecimiento de la ubicación en cumbre y cómo ello fue beneficiosos para la población, tanto a nivel de ubicación estratégica y el aprovechamiento de recursos disponibles en la zona. Otro ítem importante fue el análisis de las características arquitectónicas: en primer lugar para definir el emplazamiento y los sistemas constructivos, segundo,  para precisar el periodo de ocupación más acertada de Ranra Jirka, ya que solo hay una referencia que lo cataloga en el Intermedio Tardío.

En este sentido, se abordó esta temática para establecer un primer acercamiento al estudio del asentamiento en cuestión. El proyecto estuvo orientado, como ya se mencionó antes, en realizar trabajos a nivel superficial, es decir, solo se tuvo en cuenta los elementos visibles, especialmente la arquitectura (material de construcción, sistemas constructivos, técnicas, rasgos arquitectónicos, etc.); con menor importancia la cerámica ya que hay muy pocas muestras en la superficie y son ordinarias; también la topografía del lugar y el entorno paisajístico ayudaran en gran medida en esclarecer las cuestiones planteadas. 

Partiendo de la ubicación estratégica y el dominio de dos valles, llegamos a comprender que el espacio es una construcción social, imaginaria y enraizada en la cultura, existiendo una estrecha relación estructural en las estrategias de apropiación del espacio entre pensamiento, organización social, subsistencia y utilización del medio ambiente. Por tanto nos demuestra la complejidad de esta sociedad y su dominio del entorno, tanto a nivel tecnológico, político, territorial, económico, etc.

Se hizo un levantamiento topográfico del asentamiento con la finalidad de definir el diseño y  la organización  de los espacios arquitectónicos. En principio se elaboró un croquis de planta a mano alzada, luego se complementó con los puntos GPS para una  mejor definición arquitectónica y topográfica, lo cual brindó información para elaborar las curvas de nivel y el análisis arquitectónico; además de generar las referencias necesarias para calcular el área total y fijar deslindes.

A partir del análisis arquitectónico se obtuvieron referencias necesarias para comprender una reocupación en el Horizonte Tardío. También nos brindó datos sobre el espacio construido y cómo ello presenta una funcionalidad pragmática, además de ser un objeto simbólico, ya que, como los demás elementos de la cultura material, es un producto cultural destinado a comunicar una información que es manejada consciente e inconscientemente (Patricia M. 2002).

6. Ranra Jirka: Asentamiento de cumbre
6.1. Nombre  (Taxonomía o toponimia)
Es común llamar a este tipo de asentamiento, por la población local, con el nombre de Marcajirka aludiendo a una población de altura por estar en las cumbres. Sin embargo, hay un sitio con este nombre y ya está patentado, se encuentra cercano a la misma provincia de Huari y, como ya se mencionó antes, hay un avistamiento con este sitio y Ranra Jirka. Yendo a los antecedentes, Bebel Ibarra lo denomina como Huaypan, nombre que pensaba utilizar mas no pude encontrar su significado. Por tanto, tuve que buscar un nombre apropiado para denominar el asentamiento, y Ranra Jirka es relativo al lugar donde se ubica. Se compone de dos voces quechuas (en lengua local), Ranra: abundantes piedras y Jirka: relativo a cumbre o al mismo cerro (la traducción es mía). Juntando ambas voces se traduce como acumulación de piedras en el cerro; justamente su ubicación está dispuesta en una cresta y por la parte baja se observa una gran acumulación de rocas, que es denominado como shuyuranra, posiblemente producto del corte del cerro. 

6.2. Vías de acceso (Prehispánicas y/o actuales)

El acceso al área desde la costa del Pacifico es un poco dificultoso, por las zonas que hay cruzar altitudes que superan los 4,000 m.s.n.m. En 1939 se inauguró una carretera transandina y el túnel de Cahuish (Wilhelm Diessl, 2004), con este evento por primera vez fue posible llegar al distrito de Chavín en automóvil (antes los viajeros tenían que hacerlo a pie o con caballos).

Luego se amplió la carretera hasta Huari (Capital Provincial). Actualmente la vía está asfaltada y los numerosos pueblos y distritos aledaños están interconectados por las carreteras, algunas aun por asfaltar.  

Para llegar a Ranra Jirka, partiendo desde Lima, la dirección es hacia el Nor-Este, una distancia aproximada de 300 kilómetros en línea recta. La ruta de los buses llega directo a la provincia de Huari, por lo que se toma un desvío con dirección al caserío de Colpa, la parada es en el puente Jaucán, justo pasando los distritos de Chavín y San Marcos, desde aquí parte una carretera por el valle del rio Rurichinchay con dirección hacia el Nor-oeste, esta llaga a poblados como Mallas, Anyanga y a Colpa. Después de llegar al pueblo, que se encuentra a una altitud aproximada de 2,978 m.s.n.m., se tiene que ir a pie por un camino de herradura (es fácil reconocerlo porque el cerro donde se ubica Ranra Jirka  es muy visible desde el fondo del valle), hay varios caminos que se cruzan en el trayecto y se toma el que lleva al lugar conocido como Huaypan, la ruta va de forma serpenteante subiendo cada vez mas de altura hasta llegar a los 3,478  m.s.n.m., altitud donde se ubica. Este es el acceso actual también utilizado por la población para transitar a los lugares aledaños donde cultivan y también pastan animales. Sin embargo, en la época prehispánica sin duda había otros accesos al asentamiento, y pude observar huellas de un posible camino prehispánico que pasaba por un lugar rocoso y llegaba a las inmediaciones del sector IV con apariencia de presentar escalinatas, no se puede apreciar bien por los derrumbes y la presencia de pastizales. Además el Qhapaq Ñan, que traspasa la provincia de Huari, pasa relativamente cercano al lugar donde se ubica, no se descartaría una conexión con la misma.

6.3. Filiación cultural

La única referencia que se tiene para el asentamiento (Bebel Ibarra, 1997), lo cataloga en el Periodo Intermedio Tardío basándose en datos genéricos, comparado con los demás asentamientos a donde sí llegó y excavó en algunos. Observando las características arquitectónicas hemos constatado una posible reocupación en el Horizonte Tardío, quizás fue muy breve o no tuvo mucho impacto, ya que no hay elementos como ventanas trapezoidales. Sin embargo, hay un contraste en el logro de muros con piedras semilabradas, entradas grandes con el uso de vigas y posibles escalinatas, características que no son propias de periodos anteriores.

Por otra parte, ya para el periodo colonial, tenemos algunos datos que indican las etnias que vivían en esta zona, como de León Gómez; quien basándose en manuscritos inéditos de tipo administrativo, eclesial y judicial de los siglos XVI y XVII propone como unidad étnica para el Callejón de Conchucos la pachaca (agrupación de personas constituida por 100 familias). Los grupos étnicos que habitaron esta zona en los siglos XVI y XVII serían: los Conchucos, Siguas, Piscobamba, Huari y Pincos (León, 1996). De los cuales serían los Pincos quienes ocuparon los actuales distritos de Huántar, Chavín, San Marcos, es decir, la zona donde se encuentra Ranra Jirka. En tanto como fue una etnia que ocupó un vasto territorio aparece dividido en dos mitades, por un lado está Ichopincos por la parte izquierda, ocupando los distritos de Huacachi, Huachis, Rapayan, Paucas, Uco, Rahuapampa, Chana, Huacachi y Anra. Por el otro lado está Allaucapincos la parte derecha que corresponde en sí a los distritos de Huántar, Chavín de Huántar y San Marcos. Por tanto el área de estudio estuvo habitada por la etnia de los Allaucapincos tal y como lo sugiere León Gómez (1996), en una época donde quizás los habitantes de Ranra Jirka ya habrían abandonado por completo el lugar y ubicándose esta vez en las partes bajas del valle.

6.4. Sectorización e identificación de unidades

El lugar donde se asienta Ranra Jirka es un espolón, donde confluyen los valles del río Rúrec y Rurichinchay. Las construcciones se adaptan a las formas topográficas del terreno, presentando terrazas o plataformas artificiales que forman los espacios planos. Dichas terrazas permitieron una mayor estabilidad en el terreno para la construcción de las viviendas y patios, evitando que sean fácilmente erosionados por efectos de la lluvia. Sin embargo, se evidencia que los moradores hayan modificado artificialmente la cresta del cerro, es decir, han cortado la misma tratando de generar mayor planicie en la cima prueba de ello se aprecia una gran acumulación de rocas hacia el lado del Rio Rurichinchay (Foto 4). 

Para la respectiva sectorización, fue posible mediante la distribución del asentamiento de una forma alargada por toda la cumbre desde el Sureste al Noroeste (P. 01), y lo he delimitado en cuatro sectores (Foto 5) contenidos por las respectivas unidades. Estas unidades no están bien definidas en el terreno, sin embargo se ha dado énfasis principalmente a la concentración de los recintos y la posible función desempeñada, que puede ser de carácter doméstico, habitacionales, construcciones sagradas o rituales, etc.; como el lugar es muy accidentado no hay un orden establecido en el crecimiento urbano y la presencia de malezas impide ver con claridad la configuración. 

He identificado 12 unidades, de los cuales el sector I lo he catalogado como una sola unidad por presentar una estructura de posible función sacra, lo cual, a mi punto de vista, fue una construcción de fundación y los recintos junto a él se encuentran relacionados. El sector II y III concentran 4 unidades, y el sector IV presenta 3 unidades, a continuación se describen cada una de ellas.

 Foto 4: Vista de la acumulación de rocas (denominado como "shuyuranra"), estas llegan casi hasta el borde del rio Rurichinchay (foto propia).

Foto 5: Vista panorámica de Ranra Jirka, al fondo Rachac Gaga.

6.5. Descripción y sus implicancias tiempo-espacio

El Sector I es la parte central, por decirlo de algún modo, ya que exactamente no se ubica en el medio. Sin embargo,  desde aquí se genera el crecimiento urbano, aunque solo se da hacia el lado Noroeste, quedando así en un punto de partida. Se sitúa en la porción más alta con respecto a los demás sectores y concentra una sola unidad, desde aquí se puede observar directamente a Rachac Gaga o cerro en forma de sapo, un posible Apu a quien quizás le rendían culto, también se puede ver parte del nevado de donde nace el rio Rúrec. La unidad presenta una estructura muy particular (Foto 6) en forma de montículo y con carácter ovalado de unos 4m de alto y 10m de largo (probable Ushnu), la cima es plana con presencia de lajas, posiblemente estuvo techado con este material y se puede apreciar cuatro hoyos en los bordes de formas semicirculares con diámetros menor a 2 metros, es probable que hayan almacenado algún producto en particular o también pudieron haber servido como entradas hacia el interior de la estructura, se evidencia que fue construida con piedras trabajadas utilizando la técnica del escalonado, así han logrado una mayor elevación por encima del nivel del cerro. Junto a esta estructura ovalada se encuentran dos patios sostenidos por plataformas (Foto 7), se disponen siguiendo la línea del ovalo dando la apariencia de un sombrero vista de perfil, y hay algunos recintos en estos patios, los cuales probablemente fueron viviendas de la clase sacerdotal o de los gobernantes, por estar asociado a esta estructura desde donde podían controlar las demás unidades. Hay más recintos por debajo de la plataforma central, los cuales quizás tuvieron la misma función. Más abajo, hacia el lado del rio Rúrec, se aprecia un gran muro de sostén de unos 15 metros de largo y alcanza hasta 2 metros de alto, está adosado a las grandes rocas naturales y paralelamente, antes de llegar al precipicio, vemos plataformas en toda la pendiente, justo debajo de estas hay una gran roca natural donde han adecuado nichos, parece una costumbre de esta sociedad enterrar a sus muertos debajo de algunas rocas. 

El Sector II empieza justo debajo del patio central qua da inicio al primer sector, aquí se encuentran las unidades desde la U2 a la U5, se aprecian construcciones aglutinados junto a los patios, mayormente de plantas semicirculares y en “D”, la mayoría se ha adecuado a las rocas naturales utilizando el mismo material del cerro para la elaboración de los muros unidos con barro y pachillas. Las unidades 3 y 4 se encuentran en lo más alto bordeado por las grandes plataformas, quizás nos estén indicando que esa ubicación era un tanto privilegiada para poder determinar un dominio hacia las partes bajas, y su crecimiento es asimétrico obedeciendo a una situación demográfica. La unidad 4 destaca por la presencia de un batan en su patio, demostrando un probable uso de estos espacios. Las demás unidades de este sector (U2 y U5) aparecen junto a las plataformas que van bajando la pendiente hacia el lado del Rio Rúrec, están un poco dispersas y los espacios que forman las plataformas tienen indicios de haber servido para sembrar, si es así, estos recintos posiblemente fueron para controlar los productos. 

El sector III es como una continuación de la anterior, al principio pensé demarcarlo como uno solo pero por la gran extensión fue necesario separarlo en dos, están demarcadas por las grandes plataformas en la cima del cerro que determinan patios con recintos. Específicamente, está delimitado por la presencia del batán en la U4 bordeado por la plataforma que se eleva unos 2 metros del suelo con apariencia de un montículo como el del sector central. Se compone por las unidades desde la U6 a la U9, de los cuales solo la U7 se encuentra en la parte alta, y se observan estructuras igualmente aglutinadas con presencia de vanos y pasadizos, se evidenció un camino en particular que iba subiendo desde la parte baja (sector IV) y pasa entre las unidades 8 y 6, se va distribuyendo por toda la cumbre llegando hasta el sector central, aunque no se aprecia bien por los derrumbes. La U8 en particular presenta una chullpa de un metro de alto aproximadamente, en donde junto a sus muros, hallé una vasija completa con atributos de uso doméstico (Foto 8), quizás esté en su posición original o tal vez fue puesta posteriormente. La U9 termina en un filo donde se observan construcciones singulares, por un lado se aprecia una especie de entrada ciega (Foto 9), luego una fila de rocas puestas verticalmente alineadas que dan acceso a esta entrada, posiblemente fueron hechas para algún tipo de ritual, a parte en el borde del filo hay una estructura semejante a la chullpa de la U8, pero más pequeña y como está derrumbado no se puede determinar sus características. 

Foto 6: Se observa la construcción que sobrepasa el nivel del cerro, posible Ushnu.

Foto 7: Otra vista en relación al patio principal, el segundo patio se ubica al otro lado de la construcción siguiendo su figura y se ve en la foto 6.  

Foto 8: Se observa, lo que sería una olla doméstica, asociado a una posible Chullpa. Unidad 8.

Foto 9: Construcción singular como especie de entrada ciega. Unidad 9.

Estas unidades, antes mencionadas, están al borde del abismo hacia el lado del rio Rurichinchay, el sector IV ya se encuentra en un terreno semiplano más bajo que las anteriores hacia el lado Noroeste (Foto 10). Tiene características singulares, ya que las construcciones no están aglutinadas sino dispersas. Se compone por las unidades 10, 11 y 12; la primera y segunda conserva algunas estructuras que aún se conservan como entradas grandes a viviendas con presencia de vigas largas para el soporte (Foto 11) y muros mejor logrados, estas características nos muestran una posible reocupación Inca, aunque no se aprecian elementos más resaltantes de esta cultura como entradas de doble jamba u hornacinas trapezoidales. Nos indicaría, que quizás el estilo foráneo no fue bien recibida por los locales, además los condiciones topográficas no permitían generar buenos resultados. Sin embargo, nos da entender que los incas querían establecer un ordenamiento y ejercer algún tipo de control, quizás político, económico o territorial; en este caso económico discutida en la problemática. La unidad 11 presenta dos recintos funerarios de formas cuadrangulares de un metro de alto aproximadamente (Foto 12), sus entradas son pequeñas y están caídos sus techos, justo donde termina esta unidad hay huellas de un posible camino prehispánico que accede por un lugar rocoso y bordea la falda del cerro, tiene apariencia de presentar escalinatas, no se define bien por el mismo abandono y los derrumbes. Esto nos indicaría que quizás el camino ya existía cuando los incas llegaron, mas ellos habrían mejorado con sus conocidas técnicas como la elaboración de escalinatas.  La U12 en realidad es un promontorio rocoso que se eleva unos 10m, lo he catalogado como una unidad, ya que presenta plataformas en su pendiente dando aspecto de escalonado, además en su cima hay construcciones derruidas. Estos espacios que crean las plataformas son una suerte de andenes y lo más probable es que hayan practicado la agricultura, quizás estaba destinado a algún evento en particular de tipo ceremonial, además se observa un muro que bordea parte de esta unidad creando un espacio de uso restringido. Al lado de este último, por donde también llega el camino actual hacia el asentamiento, se encuentra una pequeña colina y al medio está plantada de forma vertical una piedra rectangular a su costado hay otra echada, estaríamos hablando de la presencia de una posible Huanca (Foto 13), pero más hace suponer que está demarcando el final y el principio de dos regiones geográficas o quizás fue puesta por la llegados de los incas. 

Por otro lado, también es evidente mencionar las grandes terrazas agrícolas presentes en el lugar, se ubica en una hondonada hacia el lado suroeste del sector IV la parte más baja. Aparece de forma aislada, pero es evidente que fue utilizado por los moradores para el cultivo de algún producto y como está asociada al sector IV hace suponer que quizás los incas controlaron después, ya que  está creado en un espacio abierto (quizás de manera artificial o adecuada a la forma natural del terreno con un gran parecido a los de Moray en Cusco) con aspecto de andenería, una tecnología ancestral que fue mejorada en el Horizonte Tardío (Foto 14).

Foto 10: Vista general del Sector IV, asociado al promontorio con escalonado (Unidad 12).

Foto 11: Vista de la entrada con el uso de vigas, de posible filiación Inca. 

Foto 12: Recinto funerario en la Unidad 11.

Foto 13: Presencia de una posible Huanca en los extramuros de Ranra Jirka.

Foto 14: Vista del asentamiento desde el lado Oeste, donde sobresalen las grandes terrazas agrícolas con aspecto de andenería.


6.6. Estado de conservación

El asentamiento se encuentra en cumbre a tres horas de subida desde el caserío de Colpa, por tanto está a “salvo” ante invasiones humanas, además por encontrarse en una zona rural. Sin embargo, se encuentra rodeado por terrenos de cultivos y precipicios, está dañado por los pastores que frecuentan el lugar, por lo que la mayor parte de las construcciones están muy destruidos, además los arbustos y árboles que crecen dentro de los recintos aceleran aún más la destrucción (Foto 15) cubriendo casi por completo los vestigios que se puedan hallar. Actualmente solo se conserva un 30 % del total del área construida y lo más resaltante son las huellas de la agricultura.

Foto 15: Muro de plataforma atravesado por un árbol,  estragos de un largo abandono.


7. Características arquitectónicas
7.1. Diseño
Por las condiciones topográficas del lugar no permite una buena planificación, pero es evidente que los moradores hayan tenido en cuenta la distribución de zonas funcionales. El núcleo de fundación se sitúa en la parte más alta (Sector I), la estructura que se encuentra allí (una especie de adoratorio) es el punto de partida, desde donde se domina los demás sectores dispuestos por toda la cumbre. A partir de esto, el crecimiento urbano fue de acuerdo a las necesidades y de manera aglutinada, adecuándose a la forma del terreno mediante la construcción de plataformas para evitar declives.

El Sector IV en si presenta un intento de generar una buena trama urbana, lo que hace suponer una reocupación Inca, además hay remodelaciones de estructuras anteriores, han sido mejoradas con piedras semilabradas logrando un buen acabado. Por tanto estamos hablando de dos fases ocupacionales, aunque  no fue posible constatar fases constructivas en cada una de ellas, por la poca visibilidad de estructuras debido a los derrumbes y la presencia de malezas, además que los muros son netamente de piedras.

7.2. Forma

La planta de los recintos tiene diversas formas, mayormente presentan formas semicirculares, en algunos casos ovalados y también en forma de “D” (Fig. 7), estos se presentan en las unidades de los sectores II y III  con mayor recurrencia. Un segundo caso es la presencia de los recintos de planta cuadrangular, algunos de los cuales poseen esquinas curvas, esto se da con más énfasis en las unidades 10 y 11 del sector IV.  

Fig. 7: Planta de los recintos, mayormente está compuesta de forma semicircular y en D.

7.3. Material de construcción

Han utilizado el mismo cerro como cantera, ya que al cortar la cresta se genera suficiente material para construir los diversos recintos y plataformas (Fig. 8). El elemento primordial, evidentemente, fue la piedra, en algunos casos trabajada, y para formar los muros han utilizado la argamasa de barro además de pachillas.

Fig. 8: Utilización del cerro como cantera.

7.4. Elementos arquitectónicos 

Empezando con los muros, he constatado por lo menos tres tipos (Fotos 16, 17 y 18). Un primer caso se presenta adecuado a las grandes rocas naturales y sirven de cerco, luego las paredes de los recintos, algunos también adecuado a rocas naturales y un último caso son de las plataformas, los cuales, en todo, caso serían de sostén.
Aproximándonos a la techumbre de los recintos, particularmente en la construcción del sector central se aprecian lajas en su cima, del mismo modo en los sectores II y III también hay presencia de lajas en los derrumbes, lo que nos hace pensar que para el techado también emplearon la piedra (Fig. 9), pero por la presencia del ichu en el lugar es más probable que éste fuese empleado para el techado (Fig. 10), además en el sector IV las viviendas aparentan presentar una cubierta de dos aguas, y en ese caso el ichu es un material de mayor uso para apaciguar las lluvias.

 Foto 16: Muro adosado a las grandes rocas naturales, sector central.

Foto 17: Muro característico de los recintos.

Foto 18: Muro de plataforma, entendido como de sostén.

Fig. 9: Aproximación al techado de los recintos, suponiendo que fueron de piedra.

Fig. 10: Reconstrucción hipotética de la Unidad 1, donde asumimos el uso del ichu en los techados.

Los vanos de accesos, los que aún se conservan, presentan buen acabado con el uso de vigas (Foto 19). En los sectores II y III son pequeñas en comparación al del sector IV, donde las entradas son grandes creado para que una persona pueda entrar de pie. En cuanto a las hornacinas, son escasas y solo observé con formas cuadrangulares (Foto 20) y no hallé evidencia de ventanas.

Por ultimo las terrazas, los cuales crean planicies y se dispone por toda la pendiente estabilizando el terreno, estos han servido para la creación de patios y recintos. En cambio, algunos han sido utilizados para sembrar como se observa en la parte más baja cerca al sector IV.

Foto 19: Vano de acceso del Sector III.

Foto 20: Hornacina cuadrangular del recinto de la Unidad 8.

 7.5. Sistemas constructivos

El estilo característico es local, ya que no hay intrusión de rasgos foráneos. Muchos recintos están adecuados a las grandes rocas naturales (Foto 21) y la mampostería de las unidades arquitectónicas varía dependiendo de la forma de la planta; por ejemplo las unidades que presentan plantas circulares u ovaladas, por lo general no presentan un buen acabado, a excepción de los recintos con planta “D” que poseen un buen careado interno (Foto 22) algunos con presencia de hornacinas. El segundo caso está representado por recintos de mayor envergadura, planta cuadrangular y mejor mampostería (careado interno y externo). Estos recintos en particular han sido elaborados con piedras semilabradas y usando vigas largas para el soporte como se evidencia en la unidad 10. 

Otra característica particular fue la elaboración de los patios mediante la creación de las plataformas en la pendiente, ello les permitió crear áreas planas para su aprovechamiento y están siendo determinadas por los recintos que separan uno de otro patio. Estos recintos están compartiendo un mismo espacio abierto en el cual se supone que se desarrollaban una serie de actividades familiares y cotidianas. 

Otro punto importante son los recintos domésticos, que por lo general son de planta semicircular, cuya altura oscila entre 1.00 y 2.00 m. aproximadamente, presenta mampostería simple con careado interno (Fig. 11). En el caso de aquellos que poseen una planta cuadrangular algunos están adosados a los recintos con planta semicircular.

Fig. 11: Detalle de muro con careado interno.

Foto 21: Recinto adecuado a las grandes rocas, Unidad 3.

Foto 22: Recinto con careado interno, Unidad 9.



8. Manejo del espacio dentro y fuera del asentamiento. 

En cuanto al manejo espacial, este se adecuó a la topografía pro la modificación artificial de la cresta del cerro, su acondicionamiento y aprovechamiento del mismo; podemos decir que la elaboración de las terrazas fue un aspecto de suma importancia, porque permitía crear espacios planos en donde se edificaban los recintos de planta cuadrangular, semicircular y en “D”. Ellos se agrupaban alrededor de un espacio abierto, estableciendo un patio, el cual era compartido al parecer por varias familias, aspecto un tanto recurrente para asentamientos de esta área. Este modelo de organización espacial también se observa en Marcajirca, aunque presenta construcciones mayormente de chullpas. 

8.1. Espacio social.

El espacio construido doméstico y urbano refleja las estructuras sociales, que pueden ser familiares, de clase, etc. Desde una perspectiva transversal, vemos las relaciones entre estos espacios y la estructura social que los concibe y ejecuta a través de expresiones arquitectónicas concretas en una sociedad (Sonia G. e Ignasi G., 2013).
En nuestro caso concreto, existe un patio “central” en torno al cual se van irradiando las demás construcciones y estas se van elaborando de acuerdo a las necesidades, ya que no hay un patrón regulador de la organización arquitectónica ni un planeamiento preestablecido para la trama urbana. Y este patio central está formada por una edificación que se halla en la parte más alta (ver descripción unidad 1), acondicionada para tomar la forma de una plataforma semejante a un Ushnu, cuya función no se ha podido determinar con precisión. Sin embargo, este patio mas la edificación exactamente no se encuentran en el centro, si no se sitúan en un punto de inicio desde donde se domina las demás construcciones y el crecimiento urbano solo se da hacia el lado Nor-oeste determinando una forma alargada por toda la cumbre.

En medio de eta área construida, se produce la convivencia de los habitantes y las diversas actividades, desde las domesticas, trabajos de construcción, remodelaciones, etc. además es probable que hayan tenido espacios para el ocio donde podían explayarse en determinadas ocasiones. Por tanto, esta sociedad extinta se encargó de explotar los recursos disponibles en la zona creando un ambiente de armonía hombre-naturaleza.

8.2. Espacio sagrado.

Está materializado en algunas construcciones presentes en el lugar. En primer plano tenemos la estructura ovalada situada en la parte más alta en orientación al Tinkuy (encuentro de dos ríos), indicándonos claramente un simbolismo mágico-religioso. Y en los patios que se encuentran juntan a él es probable que se hayan desarrollado actividades rituales, quizás en un tiempo específico donde ese espacio se vuelve sagrado, además desde este punto se ve con mayor énfasis Rachag Gaga un posible apu de la zona. Por otra parte, también se presentan algunas construcciones muy singulares en el filo del sector III (detalladas en la descripción), de igual modo nos da entender que ahí se ejercía algún tipo de ritual en particular, tal vez de tipo calendárico y control del tiempo, ya que las piedras se alinean en un semicírculo (Foto 23).

A parte de ello, las áreas dedicadas para sembrar aparecen, también, como un lugar sagrado, ya que es evidente que en épocas de siembra o cosecha, se ejercían ceremonias para pedirle a la Mamapacha algunos favores, como por ejemplo una mejor producción de sus sembríos o la abundancia.

Foto 23: Construcciones de tipo ritual en el filo del Sector III.

8.3. Áreas de actividad productiva.

Podemos observar que la mayor parte del área productiva, es decir, dedicado para la agricultura se encuentra en los contornos y en todos los espacios disponibles del valle (Foto 24). Este posicionamiento sobre crestas (lugar rocoso) nos da entender claramente que de este modo dejaban los terrenos escampados para poder sembrar; a mayor cantidad de áreas para practicar esta labor era mejor para la supervivencia.

En cuanto al manejo de la producción, no hemos podido constatar la presencia de almacenes o colcas. Lo más probable es que cada familia haya manejado su propia producción en sus viviendas, mediante el uso de los Urpus (recipientes grandes), y de acuerdo a sus necesidades habrían practicado intercambios con otros grupos.

Foto 24: Vista de los terrenos agrícolas, lugar conocido como Ponchobamba, actualmente solo en algunas partes siembra y el resto queda libre para el pastoreo, pero es evidente que antes la totalidad de los espacios aptos fueron utilizados para la agricultura.

8.4. Áreas de actividad domestica.

Estas actividades se desarrollaban mayormente en los recintos dedicados para este fin, además de ello es evidente que los patios también hayan servido para las labores cotidianas, ya que en estos espacios podían secar algunos productos al sol. Y pude hallar un batan en medio de un patio (Foto 25), lo cual era utilizado para moler ciertos granos incluso el ají, aparte de ello ahí  se podía moler la jora (maíz fermentado), que luego servía para preparar la chicha. Quizás en la mayoría de los patios estaban los batanes y debido al abandono y el paso del tiempo se han perdido.

Foto 25: Presencia de un batan en el patio de la Unidad 4.

8.5. Áreas de uso público y privado.

Los patios evidentemente tenían un uso privado, solo tenían acceso aquellas familias ubicadas alrededor de la misma. No hay presencia de plazas, lo cual, sí tenía un carácter público, aunque en un tiempo sagrado algunos espacios se vuelven públicos al mismo tiempo que sacros, como los mismos patios o las áreas de producción, ya que era observado -si no participaban- por la población conjunta.

8.6. Flujos de circulación.

No se observa bien los flujos de circulación, por los mismos derrumbes, además de ello la presencia de pastizales y malezas impide ver con claridad. Sin embargo se evidencia, que, en medio del aglutinamiento de los recintos, había pasajes en el interior por donde circulaba la gente (Foto 26). También hay un camino que conecta la parte baja (sector IV) con la cresta (Foto 27); esto más los pasajes y los vanos de acceso todos están adecuados a la forma del terreno. 

Foto 26: Pasaje que divide las unidades 6 y 8.

Foto 27: Parte de camino que comunica la parte baja con la cima.

8.7. Manejo territorial.

Como el asentamiento se ubica entre dos valles tenían una ventaja de poder controlar una mayor cantidad de territorio, aprovechando la mayor parte de los espacios para la agricultura. Hay indicios de un camino que une el asentamiento principal y los colindantes: Tupuc Jirka y Ranra Ucro, con una distancia aproximada de 2 kilómetros del uno al otro y ubicados en distintos pisos ecológicos (Fig. 12), lo que me lleva a plantear que posiblemente fue la misma población de Ranra Jirka quienes habrían habitado estos tres sitios para el mejor manejo territorial.

Tupuc Jirka aparece como un punto medio y situado en la cumbre más alta con respecto a los dos, lo que caracteriza a Ranra Jirka es la visibilidad en un punto de avistamiento desde todas las direcciones. En Ranra Ucro se aprecian construcciones escalonadas en un espacio abierto en medio de corralones los cuales con indicios de haber servido para el cultivo de productos. De este modo podían haber ejercido un buen manejo a nivel territorial accediendo a los distintos pisos altitudinales con variedad de productos cultivables. 

Fig. 12: Posición de los asentamientos en diferentes pisos altitudinales, fuente Google Earth.


9. Finalidades de apropiación de cumbre.
9.1. Factores políticos y defensivos.
Esta característica de posicionarse sobre los cerros, según lo sugiere Dollfus (1981) debió darse después de la caída de Wari: “parece que hacia el siglo XI de nuestra era, después de la caída de las confederaciones Wari en los Andes Centrales del Perú, Tiahuanaco en el altiplano y su área de influencia (…), hubo un periodo de turbulencia guerrera en los Andes Centrales. Estos conflictos dieron origen a la construcción de fortificaciones en los espolones y crestas en posición de defensa, generalmente en el límite inferior de la puna o en la puna misma” (Dollfus, 1981:81). 

Bebel Ibarra, en su inventario de sitios arqueológicos de la provincia de Huari (1997), se refiere a este tipo de asentamientos, ubicados generalmente en cumbres, utilizando el término de “Marca Defensiva”, definiendo como zonas de difícil acceso por la presencia de ciertos elementos obstructivos que pueden ser murallas, pendientes escarpadas o zanjas. En el área en cuestión, el sitio que de cierta forma presenta una fortificación es Marcajirca, mas en Ranra Jirka no existen murallas ni zanjas, solo la pendiente escarpada nos podría indicar su posible carácter defensivo que concordaría con lo dicho por el autor. 

En general, esta ubicación en cumbre para este periodo como el caso de Ranra Jirka y otros sitios de este valle como Tupuc Jirka y Marcajirca, nos podría estar demostrando, por un lado, una serie de ventajas de carácter estratégico, sobre todo, desde el punto de vista bélico, debido a que esa ubicación proporcionaba una defensa natural y una posición ventajosa ante el enemigo, por ser más defendible. Y si fue así, el hecho de buscar zonas con carácter defensivo nos podría referir que tal vez se estuvo viviendo en un momento de inestabilidad política (porque ya había colapsado el dominio Wari)  al no existir un aparato que ejerza un control político unificador y evite las fricciones con otros grupos. Es indudable que la ubicación en cumbre determinaba una posición fácilmente defendible, pero el hecho mismo de estar en la cima del cerro determinaba varias desventajas como por ejemplo el de desabastecimiento de agua, ya que los ríos pasan por el fondo de los valles, aunque en épocas de lluvia podían haber recolectado esta fuente de agua aparte se nota la presencia de algunos puquiales en la zona. Por otro lado, desde la cumbre determinaban un dominio territorial de todo el valle siendo visible desde todos los ángulos, respondiendo a alguna percepción mundana.

9.2. Factores económicos.

A parte de los motivos de defensa, otro factor importante fue la situación económica, la necesidad de acceder a variedad de productos y poder controlar ubicándose cerca de las zonas de producción. Tal como lo sustenta Bebel Ibarra (2004), quien ha identificado una relación directa entre el cultivo de productos específicos y la ubicación de los asentamientos (este ítem será ampliado más adelante). 

Como vemos esta ubicación en estos lugares y a una altitud determinada estaría cumpliendo otra función que tendría que  ver con  lo económico. Los grupos que allí se asentaron, evidentemente, no sólo lo hicieron con finalidad de defensa, el hecho de asentarse en dichas zonas, obedece a una planificación preconcebida que se daba para tratar de satisfacer una serie de requerimientos y el aspecto defensivo vendría a ser solamente un ítem dentro de ello.

9.3. Aspectos ideológicos.

Una característica importante de este tipo de asentamientos, sin duda, fue la visión mágico-religioso de la población materializado en el posicionamiento,  ya que “(…) están dispuestas en todos los puntos principales, es decir, al inicio de cada quebrada o tinki (Tinkuy) desde donde se domina los valles y cuyas edificaciones se avistan unas a otras, lo que sugiere que existió algún tipo de comunicación” (Ibarra: 2004, 277). Hemos constatado al menos cuatro asentamientos, principalmente Ranra Jirka, luego Marcajirca, Tupuc Jirka y Ranra Ucro, ubicados en relación al encuentro de dos ríos o Tinkuy, considerado como un lugar sagrado por las sociedades pasadas.   

Ranra Jirka se encuentra situado, como ya se mencionó antes, en la confluencia de los ríos del Rúrec y el Rurichinchay, lo mismo sucede con el sitio homónimo de Marcajirca (ubicado en la confluencia de los ríos del Huaritambo y el Puchca); lo más interesante es que estos dos asentamientos se avistan  uno con otro donde probablemente hubo algún tipo de comunicación. En cuanto a Tupuc Jirka, éste se ubica en relación a la misma unión de los ríos que señalamos para Ranra Jirka, lo que me hace suponer que se trata de la misma población quienes habrían habitado estos lugares. Ranra Ucro presenta un caso particular, ya que su ubicación se relaciona a la confluencia del rio Rurichinchay y un riachuelo. Sin embargo, es el mismo principio de Tinkuy o encuentro, demostrando una situación donde era necesario ubicarse en un punto desde donde dominaban dos fuentes de agua.


10. Patrones de asentamiento en el Callejón de Conchucos.

Haciendo una definición, se entiende el resultado de la forma o manera como los habitantes de un determinado lugar se distribuyen en el tiempo y el espacio, basado en las normas de la sociedad que rigen dicha ordenación (Chang 1967), teniendo siempre presente la relación tácita que existe entre el hombre y su medio circundante. Ciprian Ardelean, cuando habla de los factores causales del patrón de asentamiento define del modo siguiente: “El patrón de asentamiento es el reflejo de la comunidad, su manifestación tangible, y los factores causales que la subyacen a su estructura son tanto naturales como antrópicos, articulándose de manera necesaria”, y agrega que “el patrón de asentamiento es el efecto de un proceso causal generado por la interacción dialéctica y socialmente significativa de los niveles socio-espaciales que componen el espacio social” (Ardelean, 2004: 105-114). También se debe tener en cuenta los aportes de la antropología ecológica en el cual se analiza la interacción del hombre con su medio ambiente, y de la manera, cómo el hombre se adapta a él tanto como ente individual, siendo así parte de una cultura (Hardesty, 1979). Teniendo en cuenta estos criterios podemos tratar de entender la ocupación en diversas áreas y espacios de acuerdo a las necesidades particulares de cada grupo, entre ellos la obtención de materias primas, manejo de recursos económicos, obtención de productos agrícolas y el mejor aprovechamiento de las tierras, etc.
Para el periodo que hemos indicado (Periodo Intermedio Tardío), el patrón de asentamiento característico en esta área de estudio es la ubicación en cumbre, al igual que en la mayor parte de las serranías donde la geografía es muy accidentada, y hay una recurrencia de posicionamientos en la confluencia de dos ríos. En cambio en la costa no hay mucha incidencia de ocupar crestas de cerro, lo más prominente son los conos de deyección.

Si nos remontamos hasta el Horizonte Temprano, vemos que Chavín está emplazado, igualmente, entre dos ríos (Mosna y Huachecsa) aunque ocupa el fondo del valle que presenta planicie. En esa época lo más prominente fue la ocupación de estos espacios llanos y las laderas, luego a medida que avanzamos en el tiempo va cambiando el panorama, y después del Horizonte Medio suceden hechos, quizás por la misma caída Wari, lo que generó una “huida” hacia las cumbres, ya que hay un reducido numero de asentamientos que ocupan fondos de valle o laderas. 

Ya para el periodo Inca parece ser que las poblaciones de esta parte tienden a ubicarse próximos al Qhapaq Ñan o camino inca (Ibarra, 2004) como en Pomachaca, donde se observa sitios de control y un puente. Además la mayoría de los asentamientos ya no se ubican en las crestas de los cerros, como sucede en Ushnutambo donde se hallan una gran cantidad de estructuras agrícolas (andenes) asociadas a tambos ascendiendo casi desde la orilla del río (Ibarra, 2004). Los incas llegaron con ideas innovadoras, por ejemplo escogiendo lugares estratégicos para poder ejercer algún tipo de control y asentándose, generalmente, en espacios planos donde generaban una buena trama urbana. Todo esto habría cambiado la percepción de la gente. 

Y lo que se observa en Ranra Jirka podría ser un caso de las estrategias incas utilizadas para captar la aceptación de la población local. Como se asienta en una cresta, no es muy posible pensar en una irrupción inca. Sin embargo, hay evidencia, mayormente en el sector IV, de un intento de organización y hasta de posibles escalinatas. Esto nos podría indicar que quizás la ocupación incaica fue débil que no fue tan bien recibido por los locales, pero el hecho mismo que los incas llegaran hasta este lugar con difícil acceso, nos indica que había algo en la zona un tanto atractivo para ellos, ya que los incas siempre buscaban lugares estratégicos para poder ejercer algún tipo de control. Y lo más probable es que haya sido el control económico, prueba de ello podemos apreciar las grandes terrazas agrícolas en la hondonada cerca al sector IV.


11. Aprovechamiento de recursos y economía.

Desde los primeros hallazgos de plantas con evidencias de cultivos en Guitarrero (Lynch, 1980), el hombre diversificó el aprovechamiento de los recursos de los distintos pisos ecológicos, mejorando las especies cultivadas y la crianza de animales.

En el Horizonte Temprano, es evidente un preferente uso de los fondos de los valles (aunque no en su totalidad, en relación a las laderas) tierras ricas en nutrientes por el proceso de erosión causado por las lluvias permitió acceder a recursos propios del piso quechua (productos como la papa, maíz, frejol y calabazas), la cual también se diversificó con la proveniencia de productos de las partes altas, donde existían asentamientos intermedios que posiblemente sirvieron para abastecer a los centros del fondo de valles, cuya morfología arquitectónica señala un uso ceremonial difundido.

Las grandes extensiones de terreno en el piso quechua aseguraban una producción de maíz, en donde quizás una elite controlaba los recursos, de los cuales destinaban gran parte para las festividades (culto a los muertos, matrimonios, fiestas del agua y ritos sagrados). Las visitas del siglo XVII señalan, que en el territorio huarino, en las numerosas fiestas se sacrificaban cuyes y camélidos y se bebían grandes cantidades de chicha (Espinoza, 1974 y León, 2003). Por ello, la necesidad de acceder a otras especies (habas, arveja, oca, olluco, mashua, quinua, etc.) habría surgido en este contexto, como consecuencia del gran desvío de la producción clásica del maíz y papa a las actividades rituales. La elaboración de la chicha estaría también indicando un salto tecnológico en el procesamiento de alimentos, a través de la elaboración de la jora.

En el Intermedio Tardío, la localización de los asentamientos, como Ranra Jirka y Marcajirca, en cumbres de montañas, lejos de las aguas y los terrenos de cultivo, habría sido motivada quizás por situaciones de conflicto. Sin embargo, la mayoría de los asentamientos tardíos en esta área están asociados a zonas donde predomina un determinado tipo de cultivo (Ibarra, 2004), las condiciones ecológicas no solo están limitadas a pisos ecológicos, ni a factores climáticos, sino también a la calidad del suelo adecuado para una determinada especie de planta. Esto constituiría una variante del control vertical planteado por Murra (1975).

Ibarra ha identificado asentamientos asociados a determinados tipos de cultivos, como Ñawpamarca en el distrito de Huachis asociado a una zona donde la producción de olluco y oca es de muy buena calidad; el sitio de Yanagaga (en la comunidad de Yacya) está asociado a una zona de cultivos de quinua y kiwicha; el sitio de Marcajirca, a una zona de alta producción de calabazas (Ibarra, 2004). Para estos cultivos lo determinante no es altitud, si no el tipo de suelo ya que estas zonas que menciona el autor están en un rango de 3,600 a 4,400 m.s.n.m., esta situación debió ser observada por los antiguos pobladores, quienes se dieron cuenta que una economía basada solo en papa y maíz no era viable en la zona entre los 3,200 a 3,600 m.s.n.m. mas la existencia de otros productos como el frejol y la calabaza les daba un balance en su dieta alimentaria. 

La existencia de cultivos triples (maíz-frejol-calabaza) es una muestra del dominio de la agricultura: el maíz sirve como soporte del frejol y éste a su vez le da estabilidad frente a los fuertes vientos, además que ayuda fijar nutrientes en el suelo. Por su parte, la calabaza ocupa las partes bajas del maíz y sus grandes hojas permiten mantener la humedad después de las lluvias, humedad que es aprovechada por el maíz; éste a su vez con su tamaño le da protección frente a los rayos solares. Es curioso que todas estas plantas se siembran y se cosechan al mismo tiempo. Es así, que el triple cultivo fue el predominante en las regiones quechua y parte de suni que se mantiene incluso en la actualidad.


12. Paisaje y cosmovisión.

Es indudable que las sociedades pre-hispánicas tuvieron una cosmovisión muy ligada al entorno que les rodeaba, y del cual aprovechaban sus productos. Observar tales expresiones y delimitarla en un espacio de tiempo sería muy complicado, pues muchas de las expresiones religiosas ligadas al mundo sobrenatural y simbólico de los antiguos pobladores de esta área fueron transformándose, continuando aun hoy en día.

Si nos remontamos al Horizonte Temprano, los sitios con montículos fueron los más importantes y numerosos. Algunos con presencia de huancas sobre una de sus plataformas, “Si consideramos a la huanca como el héroe fundador vivo e histórico, que se desdobla mediante la muerte en una representación lítica como signo de posesión; y por otro lado, al estar enterrada aseguraba la fecundidad del suelo” (González, 1989: 26). La expresión máxima de este periodo fue la cultura Chavín, y su escultura principal (el Lanzón) está clavada en el centro del Templo Viejo, asemejándose a una huanca. En algunos sitios estudiados por Ibarra la huanca aparece también en lagunas como en Reparin, esto sería una señal del culto a estas fuentes de agua. Rebeca Carrión (1955) manifiesta que se hacían romerías a las lagunas, puquios y manantiales considerados como sagrados, porque ellas eran origen o nacimiento del agua destinada a la irrigación y fertilización del suelo. Tales lugares eran residencia de seres míticos que custodiaban y distribuían el agua y eran la meta de largos peregrinajes realizados periódicamente por grupos de personas que desempeñaban alguna función importante en ritos religiosos.

Podemos inferir que la antigüedad de las huancas y el culto a las lagunas se remonta por lo menos hasta el Horizonte Temprano (Chavín). En los extramuros de Ranra Jirka existe una posible huanca mas no se puede determinar su antigüedad, quizás nos esté indicando la llegada de los incas al lugar o tal vez fue puesta posteriormente para demarcar dos regiones geográficas. Además en el filo del sector III se observan piedras puestas verticalmente y alineadas en una curva dando pase hacia una entrada ciega, es indudable que esta construcción fuese utilizada para algún ritual específico. Por otra parte el culto a las aguas se manifiesta por su misma ubicación en la confluencia de dos ríos y el nacimiento de estos en las lagunas a una distancia muy próxima. El recorrido de los ríos y finalmente la unión en uno solo (Tinkuy) tenía un significado simbólico (Foto 28), y no hay duda que hicieran peregrinajes hacia las lagunas y nevados, los cuales están relativamente cercanas (Foto 29), llevando ofrendas quizás sacrificaban animales. A parte la presencia  de algunos puquiales fue otro aspecto importante para el culto.

En los periodos tempranos del Callejón de lo Conchucos, se evidencia una arraigada celebración de fiestas religiosas ligadas a un desarrollo económico (Carrión, 1955 y Duviols, 1986), gran parte de la producción era desviada para gastos rituales, en donde básicamente consumían chicha. Es indudable que las celebraciones y las fiestas continuaron durante el Intermedio Tardío, tal vez bajo otras condiciones políticas de gobierno. Para esa época el territorio peruano ya estaba dividido en muchas etnias y la zona de los Conchucos no era la excepción. La existencia de numerosas huacas y, por consiguiente fiestas, sacrificios y celebraciones, también se vería reflejado en el número de asentamientos durante este periodo, en que las estructuras ceremoniales son componentes de los asentamientos. Tal número de fiestas, cuyas ofrendas eran principalmente animales (cuyes y camélidos) y chicha, supone un manejo de otros cultivos como el tarwi, quinua, oca , olluco, mashua, etc., que permitieron balancear o complementar el gran gasto que significaba tantas fiestas. 

Pero, no solo las fiestas y ceremonias religiosas formaban parte de la cosmovisión andina, sino que el paisaje también jugó un papel importante. En la actualidad diversos cerros o jircas tienen nombres que se supone son de sus antepasados. Por ejemplo en el valle del Puchca (distrito de Cajay), existe un cerro al que los pobladores llaman Llamog. Ibarra plantea que es una transformación de una huanca en un cerro determinando una huanca gigante y arguye la existencia de varios Llamog en la sierra de Ancash, que sería la representación de una huanca conquistadora, que irrumpió en la zona de los Conchucos proveniente del callejón de Huaylas o viceversa (Ibarra, 2004). En las inmediaciones de Ranra Jirka encontramos también un gran cerro llamado como Rachac Gaga o cerro en forma de sapo (Foto 30), posiblemente también estaríamos hablando de una transformación de una huanca en cerro o huancas-cerros venerado por la sociedad extinta.

Como vemos los cerros también formaban parte de la cosmovisión andina y el paisaje no solo era entendido como un elemento topográfico sino también espiritual que, con la creación de la agricultura y su importancia, deviene en una transformación de la naturaleza. En el paisaje natural aparece un paisaje cultural, uno que tiene características impresas por la gente. Pero el espacio donde se logra y se da esta relación (hombre-paisaje) es la chacra, que forma parte interactuante con el paisaje  natural que le rodea (Foto 31), en la que a su vez, la actividad agrícola transforma la sociedad misma exigiendo un mayor grado de organización. Es así, que el territorio para la agricultura se convierte en un espacio productivo y a la vez sagrado.

Foto 28: Encuentro de los ríos (Tinkuy), vista desde el sector central.

Foto 29: Tupuc Jirka, al fondo se observa el nevado de la Cordillera Blanca

Foto 30: Rachac Gaga posible Apu de la zona.

Foto 31: Transformación del paisaje natural.


Conclusiones a manera de hipótesis.

El estilo arquitectónico de Ranra Jirka es semejante al que se encuentra en Marcajirca (valle Puchca) con el uso del mismo material del cerro para la construcción de los recintos, utilizando la técnica del careado muchas veces interno y externo, además de uso de pachillas y la argamasa de barro. La diferencia radica en que Marcajirca presenta construcciones casi en su totalidad de Chullpas, lo que no sucede con Ranra Jirka donde solo encontré dos posibles Chullpas derruidas. Sin embargo, comparten una ubicación estratégica de cumbre en la unión de dos ríos creando una visibilidad a nivel territorial. La reocupación Inca, con el estilo característico conocido, presente en Ranra Jirka al parecer fue muy débil, ya que solo el sector IV presenta algunos de estos rasgos y no hay algo más contundente como las hornacinas o entradas de doble jamba y trapezoidales, esto nos indicaría que el estilo foráneo no fue bien recibido y se mantuvo la forma originaria.

Partiendo de los planteamientos de Bebel Ibarra, la ubicación de estos grupos en el Callejón de los Conchucos estaría relacionado a zonas de cultivos especializados. Además de los factores de seguridad, estos asentamientos fueron emplazados en zonas donde se les permitía obtener productos que no existían en otras márgenes, y Ranra Jirka está asociado a una zona de alta producción de papas y habas en la actualidad, lo que nos sugiere que viene desde épocas remotas y fueron los habitantes quienes aprovecharon esta situación para posicionarse cerca, sin importar el espacio donde se asentarían.  Sin embargo, no es solamente un producto que se siembra en la zona, sino hay variedad de cultivos, pero de todos ellos hay uno que siempre sobresale, es como un “producto de exportación”. Esto habría significado que los lazos de intercambio fuesen muy fuertes. La distancia mínima entre ellos sugiere un ancestro común, quizás tal como se evidencia la presencia de huancas-cerros como Llamog en Territorio huarino, o también puede ser lo que denominamos como Rachac Gaga otro posible huancas-cerros. 

Los asentamientos como Ranra Jirka, localizados próximo a las zonas de producción de cultivos como el tarwi, quinua, oca, olluco, mashua, etc. apoya nuestra hipótesis que los asentamientos estarían asociados a determinados tipos de cultivos. Tal asociación también significó un proceso de “federalización” de las etnias, como una manera de lograr una seguridad alimentaria, donde los jefes de las etnias llegarían a acuerdos de intercambio de ciertos productos que no producían en su zona. Por tanto, estas relaciones de complementariedad alimentaria, permitieron soportar el gasto de las fiestas y ceremonias, los cuales generaban un gran consumo de la producción.

Para el mejor manejo a nivel territorial de los valles, hemos constato que tanto Ranra Jirka y los colindantes a ella Tupuc Jirka y Ranra Ucro, todos ubicados en cumbres, hayan funcionado como uno solo, es decir, la misma población del primer asentamiento habría habitado los otros dos, de tal modo podían haber controlado toda la producción del vasto territorio, para poder intercambiarlos después con sociedades de otras márgenes.

Por otra parte, queremos añadir que la ocupación Inca en esta zona muestra un uso indistinto de los pisos ecológicos. Existiendo sitios en todos los sectores del valle, que tienen una función de control y administración atribuido por el Estado Inca. El Camino Real o Qhapaq Ñan que viene de Huanucopampa y va hacia Huamachuco pasa por el territorio huarino, existiendo aun una serie de tambos asociados en toda la provincia. Este camino en los últimos años fue dispuesto a trabajos de limpieza para su conservación, gracias al auspicio de la Municipalidad Provincial de Huari, siendo el mismo patrimonio mundial de la humanidad. 

Finalmente, este trabajo es un intento incipiente en la búsqueda de datos comparado con la magnitud del asentamiento y se espera que en las próximas investigaciones se hagan trabajos más exhaustivos que involucren quizás una excavación, lo cual sería muy efectiva para generar aproximaciones más acertadas al pasado remoto de esta sociedad extinta.


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ANEXOS

Plano del Asentamiento Prehispanico de Ranra Jirka.









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